¿Por qué si SÍ, al final nos gana la partida el NO?

¿Por qué si SÍ, al final nos gana la partida el NO?
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Lo vemos a diario, todos sabemos lo que hay que hacer para sentirnos bien en el plano personal, para que las cosas funcionen como nos gustaría, en definitiva, para alcanzar ese ansiado estado de bienestar o felicidad que nos haga sentir plenos y llevar una vida más saludable, así mismo en el terreno laboral parece que las empresas comienzan a encontrarse en la misma tesitura, los horarios infinitos, la falta de conciliación, el stress son factores que van en contra de la productividad, el clima y el branding de la compañía, sabemos lo que hay que hacer ,, ¿por qué no lo hacemos?

En el plano  personal, es un hecho que cada vez nos cuidamos más, hacemos más deporte, comemos mejor, trabajamos la inteligencia emocional etc, y en parte este es un cambio generado por un gran efecto «bola de nieve» que la sociedad ha iniciado y que  nos arrastra; la publicidad cada vez nos presenta productos más sanos, hay una vuelta a lo poco  procesado, a lo natural, las redes sociales nos bombardean con los beneficios del deporte y la vida saludable con modelos de personas normales que incorporan a sus vidas estos hábitos de manera normalizada, incluso la máxima de las estrellas del rock  «sexo, drogas y rock´n´roll» desfallece con estrellas que exigen que les abran los gimnasios de los hoteles a las tres de la mañana después del concierto para que  todo su equipo pueda  soltar el lactato acumulado, a la par que llenan sus camerinos de frutas y productos ecológicos.

El mundo empresarial no es ajeno a esta corriente y cada vez escuchamos más el concepto de «empresa saludable» aunque en la mayoría de los casos, si rascamos un poquito, nos daremos cuenta de que son pequeñas iniciativas de marketing que no suelen calar en la rutina laboral de la plantilla,  bien es cierto que son un comienzo que puede poner en marcha ese efecto bola de nieve que no debemos dejar morir.

El pret a porter de la empresa saludable nos muestra compañías en las que no existen días definidos de vacaciones, en las que los empleados no tienen horarios o incluso mantienen reuniones tumbados en hamacas frente a bonitos paisajes tras una gran cristalera y son estas, las que  casualmente tienen los mejores resultados en los rankings de fidelización al empleado, productividad, crecimiento, etc. Pero seamos realistas, son el pret a porter, van un paso por delante y pasarán años al igual que en la moda antes de que esas propuestas sean  realidades generalizadas.

La receta la conocemos, los ingredientes los tenemos y el resultado se presupone, ahora solo nos falta meternos en harina;  ponerle una pizca de paciencia (escuchemos a nuestros empleados), respetar los tiempos (las medidas cortoplacistas dan resultados cortoplacistas) y por último condimentarlo bien, un buen plato viene siempre avalado por un meticuloso proceso, SIEMPRE.

Pues bien, al final en la mayoría de los casos la partida nos la gana el NO, de nosotros depende que la gane el SÍ.

Fuente: http://www.rrhhdigital.com/

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